El síndrome del nido vacío, nunca mejor dicho, es lo que tendrán estos pajaritos que ahora aprovechan el largo viaje de las cigüeñas. El año pasado las dueñas de la casa decidieron quedarse pero la decisión no pudo ser peor: fue un año frío y muy lluvioso y las pobres cigüeñas aguantaron como pudieron. Pero este año han decidido irse de nuestro pueblo durante la temporada de invierno. Tampoco parece que haya sido una buena decisión, sabiendo el año tan soso y moderado que estamos teniendo. En fin, hasta que llegue San Blas, este nido permanecerá vacío o expuesto a que estos pajaritos aprovechen la infraestructura de ramas para vivir. Son como unos "okupas" esperando a sus legítimas dueñas.
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