lunes, 1 de diciembre de 2008

Quinta jornada de la Bienal; un día inovidable










Este viernes pasado, quinta jornada de la Bienal, fue una de los días más completos de esta edición. A las once pudimos vivir unos momentos muy emotivos en el Colegio Comarcal de Educación Especial. Allí, los alumnos y alumnas del Centro ejercieron de anfitriones de los niños y niñas que llegaron de todos los centros de primaria del pueblo. Momentos emotivos cuando todos los participantes leyeron cada uno un poema de uno de los poetas de la Generación del 27; cuando una alumna se atrevió a bailar, mientros que todos nos pusimos a cantar el célebre poema de Lorca, "yo me asome a un pino verde..."

Después estuvimos en el IES Castillo de Matrera, en donde todo el salón de actos del centro lo llenaban los alumnos para escuchar los cuentos que nos traía Antonio Rodríguez Almodóvar. Fue un auténtico placer ver cómo los adolescentes escuchaban atentamente, sentían, reían con los cuentos más antiguos de nuestra tradición oral.

En la sesión de tarde empezamos también con Antonio Rodríguez Almodóvar. Las características del salón de la Casa Palacio permitió que pudieramos sentirnos como aquellos gañanes que existían en los campos de España y, que a falta de telévisión, de luz o de otra diversión, se entretenían contando cuentos, historias y leyendas. En el salón donde vienen siendo las reuniones de esta Bienal cambiamos la disposición de las sillas, poniéndones esta vez alrededor de la chimenea, con lo que dábamos pleno sentido al libro de Antonio Rodríguez: Cuentos al amor de la lumbre.

A la una de la tarde se inauguró la exposición de la pintora Viola Petra, quien además nos acompañó durante toda la jornada de tarde noche.

Después pasamos a un auténtico maratón de poesía donde, presentados por Cristóbal Barrero, desfilaron los miembros del colectivo Aldaba Juan Orozco, Miguel Angel Rincón, Juan Antonio Baena, además de Miguel Campos, Antonio Morilla, Antonio Cruz y Javier Vidal. También recitó Antonio Alvárez, quien en esta ocasión prefirió no leer nada de su creación sino que hizo su particular homenaje al arte de la declamación, con poemas ajenos de Quevedo y otros autores.

Para terminar la jornada, La máquina quimérica nos trajo esos profundos versos de Miguel Angel Rincón, acompañados de la guitarra y las voces de este magnífico grupo de Prado del Rey en el que las letras destacan por encima de la música. Un excelente miniconcierto para acabar esta jornada en la que una vez más la música y las artes han invadido Villamartín.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

buenos poetas, buena musica, buenas iniciativas

Antonio R.

Anónimo dijo...

enhorabuena, seguid así